sábado, 30 de enero de 2016

¿Las malas palabras son una cuestión de rebeldía?


El doctor Eduard Estivill, nos dice en su libro. Las palabrotas se aprenden básicamente fuera de la familia, aunque, también es verdad que, de vez en cuando, a los papás se nos escapan algunas de estas palabras.

Es importantísimo hacer entender al niño que esta situación, esta palabrota, no es adecuada, no es una norma correcta de educación y no tiene que utilizarla. Pero pasa algo muy típico, que la primera vez que el niño dice una palabrota, el papá y la mamá le reprimen, le dicen esto no se puede hacer, pero se les puede escapar una sonrisa, porque ver a un niño pequeñito decir alguna de estas palabras puede incluso ser divertido. 

El niño muchas veces dice palabrotas no por el significado de lo que dice, sino por la reacción que tiene esta palabra en el resto de la familia o de sus amigos. Con lo cual es bueno inculcarle que esta palabra la puede saber, la puede entender, pero que no es bueno que la use. 

El niño si ve que en casa no se dicen estas palabrotas de forma normal, aprenderá a mesurar muy bien después cuando ha de utilizarla y cuando no.

Fuente: guiainfatil.com

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